jueves, 19 de mayo de 2011

Lo que el progresismo debe a la música

Aclaremos que no me referiré a la música que hicieron los grandes clásicos, ni a la música de cámara que se interpretaba al gusto de burgueses y patriarcas, nuevos mecenas, sino a la música como vehículo de expresión libre y motivada por una sensibilidad semejante a la de la poesía.

Hablemos de los lamentos procedentes de los braceros negros de la cuenca del Misísipí con mensajes hermanados con el cante flamenco de nuestro país, con las mornas caboverdianas y con las rítmicas melodías, antecedentes del Raï argelino, que Cheitka Rimiti cantaba en los tugurios más lóbregos de Argel desde su juventud, sin miedo a denunciar ante poderosos y colonizadores, ante dictadores y sicarios.

Pobreza extrema que propicia un manto de olvido sobre las condiciones de vida injustas y abusos de los poderosos. Ningún mecenas, precursor de las compañías discográficas, rescataría estas canciones de la marginación. Tuvo que ser la ciencia, una vez más, la que ayudó a popularizar estos ritmos, como ya hizo en su día la imprenta. Las grabaciones personalizadas y de los primeros discos de pizarra con una tirada corta, permitió difundir la música en el entorno cercano de los interpretes.

Años más tarde las industria discográfica monopolizaría la distribución masiva de todos los tipos de música popular. Una gran mezcla de ideas diluirían los estilos más reivindicativos: las modas iban y venían, pero como las rocas al borde del mar, resistieron y redondearon sus formas para consolidar propuestas musicales universalizadas que harían llegar a varias generaciones de jóvenes ideas sobre cómo cambiar este mundo, de cómo no olvidar por la rutina del trabajo embrutecedor las utopías e idealismos. Resumiendo el miedo a ejercer nuestra libertad.

Los ritmos melancólicos del blues se aceleraron convirtiéndolos en espectáculo de masas, los ritmos violentos, e indecorosos para algunos, del rock acompañados de unos breves y simbólicos mensajes ahondarían en las mentes de millones de personas, propiciando un ceremonial de complicidad con el de al lado y con los del otro lado del mundo. ¿Cuántas veces hemos conectado con alguien de otra cultura con el que compartíamos la cultura del rock?.

Los todopoderosos se dieron cuenta, aunque no querían dar a entender que lo habían hecho, de la marea alta que en vez de bajar no paraba de subir. Discretamente dieron las necesarias directrices a la industria del disco, poderosos y acaudalados magnates ya en los años sesenta que actualmente están conociendo sus horas más bajas gracias a las redes sociales, para conseguir atajar el fuego, controlando a quién había que escuchar y a quién no.

Se activó la caza de quien acompañase sus sones de letras subversivas: los dictadores, muy obedientes a la alerta, dejaban morir o directamente asesinaban a los músicos que arrastraban tras de sí grandes masas de seguidores. De ninguna manera se podía consentir que Fela Kuti alborotase el gallinero en uno de los países más grandes y petroleados de África, tampoco que Victor Jara siguiera cantando las excelencias de una vida social benigna con las clases desfavorecidas. Las drogas acabaron, muy oportunas ellas, con buena parte de los músicos que abrieron los ojos y las mentes de los jóvenes del mundo occidental. Sin olvidar la persecución y muerte de músicos argelinos por grupos integristas musulmanes.

Los jóvenes americanos y europeos supieron que la vida seguía después de las obligaciones laborales, lo importante era disfrutar cambiando el mundo que les había tocado vivir .

Ya en España, Málaga, cuántos conocimos a grupos como Tabletom o Danza Invisible de los que se valieron convocatorias estatutarias. Nos quedábamos a escuchar después la arenga como agradecimiento al placer de lo escuchado, porque no éramos capaces de reaccionar después del hechizo del sonido, algunos, los menos, se marchaban.

La semilla del próximo cambio está entre nosotros, las breves letras que acompañan a la música se difundieron, ¿cómo?: no sabemos idiomas. La música es un lenguaje universal.

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