domingo, 23 de marzo de 2008

Aquella noche en Budapest (relato irrelevante e ingenuo por mi parte)


Comenzó a llover una lluvia fina, suave, persistente, que no para de llover y cada vez no deja de llover y las escaleras mecánicas han atrapado a un viejecito que apenas podía andar en el metro y kilómetro... ¡que estoy en lo profundo!... y a velocidad bolchevique no cesa de llover una lluvia fuerte, intensa, catártica y paranoica y yo me enredo compadeciendo al viejecito y a la avería del metro que nos dejó mitad de camino del infierno que no cesa de llover hacia dentro, que me hundo más y no se puede salir de la vorágine de una ciudad ardiendo por la lluvia en los cuatro puntos centrales de la línea divisoria entre el no ser y la tentación de ser diferente en un mundo mágico de un viaje a ninguna parte...

No hay comentarios: